El Papa ha renunciado. No se encuentra con la fuerza necesaria ni física ni espiritual para seguir ejerciendo esta tan difícil labor. Demasiados frentes para un hombre tan mayor.
Y es que en estos tiempos tan malos para todos, para la Iglesia no iba a ser menos; al fin y al cabo las pasiones son propias de los seres humanos sin distinción.
Malaquías profetizó que después de este último Papa llegará el fin de la Iglesia.
Llegados a este punto muchos estarán frotándose las manos pensando que después del Papa 112 la Iglesia caerá y se destruirá.
Y por mi parte decir que ojalá sea así, que necesitamos una renovación de dentro hacia afuera: excomulgar, reconvenir o reconducir a los que se hayan apartado del camino y que con sus enseñanzas hacen tropezar a otros; revisión y cuidado en la selección de obispos, diáconos y presbíteros. En una frase: Cuidado en la elección de todos aquellos que tienen la misión de enseñar, presidir y dar ejemplo de una vida cristiana.
Pase lo que pase, nombren a quien nombren, aqui seguimos nosotros unidos en la fe.
Ingredientes para el pan con higos y nueces (receta del blog "Cocinandotelo")
1 huevo pequeño
10 gramos de azúcar
225 gramos de harina de fuerza
15 gramos de levadura fresca de panadería
una pizca de sal
15 gramos de mantequilla
63 mililitros de leche
90 mililitros de agua
100 gramos de higos secos
50 gramos de nueces un poco picadas
Preparación:
En un bol ponemos el agua templada y diluímos la levadura dentro, añadimos el azúcar, la leche, el huevo batido y la mantequilla.
Cuando esté todo bien integrado y mezclado vamos añadiendo poco a poco la harina con la sal y después los higos cortados en trocitos y las nueces un poco picadas hasta que quede una masa fina y eslástica aunque un poco pegajosa.
La dejamos reposar hasta que doble el volumen y después la volvemos a amasar, sacamos unas bolas para hacer los panecillos (salen unos 8, 10) y los ponemos en la bandeja del horno, encima de un papel sulfurizado.
Una vez hayan subido los metemos en horno precalentado a 180º calor arriba y abajo durante 15 minutos o hasta que estén dorados.
Después de sacarlos y aún calientes los pintamos con un poco de mantequilla y espolvoreamos una mezcla de azúcar y canela por encima de manera generosa y dejamos que se enfrien.
Nota: Para cerrar este post tengo que decir que fuimos a Roma, no estaba Benedicto pero tuvimos la bendición de poder estar en la elección del Papa Francisco. Viva el Papa!!
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