Y una receta más!!! esta es perfecta para los fines de semana en casa.
Estuvimos de vacaciones en verano en casa de mi madre en España, y como siempre es tradición hacer pizza alguna noche para comer con mi hermana cuando viene a visitarnos (ahora con el sobrino en casa casi no se iba)
Lo interesante de esta receta es la masa: fina y crujiente, más del gusto de todos, mucho más ligera.
Por encima? Imaginación al poder. En mi caso aproveché unos higos que nos regaló Maritere, una vecina estupenda, y le di un toque con jamón serrano, rúcula y vinagre balsámico (una delicia)
La otra mitad.. de jamón de pavo y queso mozarella. Gustos para todos.
Ingredientes para 3 personas:
Para la masa:
300 gramos de harina de fuerza (harina para pan, en algunos países le dicen fortificada)
170 mililitros de agua templada
10 gramos de levadura fresca
50 mililitros de aceite de oliva
Un poco de sal (una cucharadita)
Preparación:
En un bol ponemos la harina con la levadura desmenuzada y movemos. Añadimos el aceite, la sal y el agua y vamos amasando hasta que conseguimos una bola suave, lisa y que no se pegue a los dedos. Dejamos la masa reposar un par de horas tapada y en un sitio cálido para que suba.
Después de las dos horas golpeamos la masa de nuevo, amasamos y añadimos un poco de harina en la mesa. Cortamos la masa en tres bolas del mismo peso más o menos y las estiramos con un rodillo.
Metemos en el horno precalentado calor arriba y abajo a 200 grados centígrados (392F) durante 5 minutos, sacamos y ponemos los ingredientes que queramos (tomate, queso y toppings por ese orden, o en mi caso sin tomate, sólo queso mozarella o para fundir) y metemos de nuevo en el horno 10 minutos más.
Nota: en mi caso el jamón serrano, la rúcula y el vinagre balsámico los puse después de hornear la pizza, ya lista para comer.
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